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La presencia en la oscuridad

A veces ciertas presencias oscuras o de otras dimensiones nos hacen recordar que son reales, esta es una historia real



El siguiente relato que les contaré, sucedió a finales del año 96. El ciclo escolar había ya finalizado, yo estaría muy pronto por mudarme de casa, lo cual me tenía muy emocionada y a la vez ya se acercaba mi fiesta de quinceañera, pero realmente estaba más emocionada por la mudanza, pues ya quería estrenar una nueva habitación,así que para ese entonces cuando esto sucedió, estaban transcurriendo los hermosos días de octubre época de vacaciones, así que lo que me sucedió no tuve oportunidad de compartirlo con alguna buena compañera de estudios.


Resulta que la casita en la que vivía en ese entonces, no tenía muy buena historia detrás. Pues mi madre, que ya en paz descanse, me contaba que en esa casa vivía una mujer que le gustaba practicar brujería ¡lo cual si era verdad!. Pues al mudarnos allí, mi madre me contaba que encontró en el lugar monedas enterradas en la tierra del patio, cosas raras colgadas entre las paredes y más cosillas por allí que daban mala vibra. Pero, a pesar de esto, realmente puedo decir que los años transcurridos en esa casa, fueron muy tranquilos.


Si podemos mencionar que paso una que otra cosa un tanto curiosa, o de pronto un tanto raras pero ante todo, fue un lindo hogar. Aunque lo que si me pasaba, era que yo sufría de muchas pesadillas cada noche, esto me hacía pasarla muy mal, pero… eventualmente conforme fui abandonando la niñez, las pesadillas fueron desapareciendo. Menos mal.


Pasaron aproximadamente 13 años en esa casa. Conforme el tiempo pasó, mi madre se hizo amiga de una vecina que tenía una niña. A esta señora le gustaba llegar a visitarnos frecuentemente, cosa que no nos molestaba, pues era una persona agradable. Pero resulta, que lo que nos daba un poco de gracia, es que a esta señora le gustaba llegar a contarnos cosas raras que le pasaban, todas de tipo paranormal. Y la niña, quien llegaba a juntarse con mi hermana menor y conmigo también le gustaba contarnos cosas de miedo que supuestamente le pasaban, si escuchaba a su madre contar ese tipo de cosas, pues era normal que la niña aprendiera de ella y también siguiera sus pasos. A todo esto, nunca supimos si creerles o no.


Debo mencionar que, hasta la fecha, he sido una persona mitad escéptica y mitad creyente de lo sobrenatural. Si creo que existen muchas cosas que nuestros ojos y mente mortal no pueden ver ni entender, pero, al mismo tiempo, siempre busco encontrar a las cosas, una explicación por decir científica o bien realista.


Pues un día, en una de tantas visitas de nuestras queridas vecinas… la hija de esta señora, que por cierto tendría quizás unos 7 u 8 añitos apenas, llego a contarnos que durante una noche, habia escuchado y visto un caballo, creo que de color blanco, si mal no recuerdo, caminando por el pasillo de su casa.


Me reí internamente y para me dije….

Ay ya es suficiente con esta niña y la señora, ya basta con estas historias que cuentan. Ya son demasiada cosa. Pero que exageradas que son...

Pero esa noche sucedió…. No estoy muy segura si fue precisamente en la noche de esa visita, o bien al día siguiente. Pero sucedió. Yo tengo la costumbre de despertarme durante la noche por algunos minutos, bueno, creo que a todos nos pasa. Recuerdo muy bien que esa noche algo me despertó….

Y empecé a escuchar entre el silencio de aquella noche, unos golpes muy muy fuertes, parecían como si caminaran con botas,dando pasos muy firmes.


A la vez, también parecía como si golpearan las paredes de madera de la casa y escuchaba y sentia claramente como esos golpes, esos pasos, le daban la vuelta a la sala de la casa… y lo más horroroso fue como empecé a sentir, que esos pasos, se acercaban poco a poco hacia mi habitación, hacia mi cama.

Yo tenía la mala costumbre de dormir con la cabeza totalmente cubierta por las sabanas. Pues sobre todo era por temor a la tremenda cantidad de insectos que habitaban en esa casa. Era una casa de madera, con muchos recovecos así que había lugar para que se anidaran los bichos ¡Yo les tengo tremenda fobia hasta la fecha! Así que esa noche, al estar despierta bajo las sabanas, solo escuchaba y sentía esa presencia que se acercaba. Sabía que no solo era un sonido, era alguien o algo lo que esa noche me estaba atormentando.


Rápidamente empecé a tratar de resolver en mi mente cual podría ser la fuente de aquellos golpes, pero estaba totalmente segura que no era producto de ningún bicho o alguna ratita por allí, ni tampoco nadie de mi casa que se hubiera levantado. Y, me extrañaba mucho, que nadie de mi familia, escuchara lo que con tanta fuerza golpeaba el piso o las paredes de la casa aquella noche. Y creanme que eran unos golpes muy difíciles de poder ignorar…


Mi madre se despertaba con cualquier sonido que pasará, hasta por la más mínima gota de agua que pudiera caer del grifo. Ella era de sueño muy ligero y se despertaba con cualquier cosa. Pero esa noche…, yo sabía que lo que yo estaba escuchando, la presencia que estaba sintiendo cada vez más cerca de mí, llegó por mí, llegó a asustarme precisamente a mi.


Y yo lo interpreto que fue como un llamado de atención. Algo así como que aquello llegó a decirme, que no tenía que burlarse de la niña y sus historias…, pues que todo eso realmente existía y que tenía que creer. No se, así lo tome. La cuestión fue que esos pasos le dieron la vuelta a la sala varias veces, y de pronto se fueron acercando a mi…, le dieron la vuelta a mi cama…, y debo mencionar que no había manera que alguien pudiera darle la vuelta a mi cama, pues esta estaba pegada a la pared. Y entonces, esa presencia, se detuvo al lado izquierdo de mi cama y pude sentir como se quedó marchando con pasos fuertes en el mismo lugar, justo a mi lado.


¡Dios mío! Yo estaba temblando para ese entonces y el corazón se me quería salir del pecho. Yo no me atrevía a descubrirme y ver al fin que era lo que me estaba perturbando en ese momento. Yo no tenía valor y ni siquiera me atrevía a hablar para pedir ayuda. Y es que estaba segura que si lo hacía, probablemente vería algo que no quisiera ver y que fuera a hacerme gritar y a quedar traumatizada de por vida y tampoco quería llegar a hacer algún escándalo. Y mientras tanto, yo temblaba y sudaba del miedo.


No se cuantos minutos de tortura fueron pero esa cosa no se iba. Y no se porque, pero de lo que yo podía presentir, sentía que se trataba de algún ser de origen masculino.

Yo estaba para ese entonces demasiado asustada que sentía que podía morirme del miedo. Fue terrible.


No he sido la persona más religiosa del mundo. Pero en ese momento la única arma que tenía era la oración. Así que empecé a rezar el salmo 23 con todas mis fuerzas, en susurros. Nunca había rezado con tanta fuerza como en esa noche. Y, créanme, conforme empecé a decir cada palabra de este salmo, me fui calmando y sentí como esos pasos, esos golpes, esa presencia se iba alejando cada vez más y yo empecé a recobrar la tranquilidad, paz, fuerza y seguridad.

Creo que no termine de decir el salmo pues me quedé dormida profundamente y no desperté hasta bien entrada la mañana del día siguiente.


Al día siguiente, conté lo sucedido. No quise entrar en muchos detalles para no asustar a mi familia. Mi madre cuenta que no escuchó absolutamente nada. Las noches consecutivas fueron tranquilas.


Al poco tiempo, nos mudamos y tuve mi fiesta número 15, ya pasadas unas semanas nos enteramos que en nuestra antigua casa, había llegado a vivir una señora que no tardó allí ni una semana! La razón del escape fue impactante. No podía creerlo. Y pude dar por sentado que lo vivido aquella noche de octubre había sido real… no estaba loca. Cuando yo me enteré de la razón por la cual la nueva inquilina se había ido de esa casa, se me me erizo toda la piel, y no pude creer lo que escuche, pues lo que aconteció fue que nos contaron, que la nueva inquilina salió corriendo de allí… pues cuenta la historia, que durante las noches… escuchaba pasos.


Son sucesos extraños que pasan en la vida pero creemos que hay algo siempre alla afuera, viendonos.

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